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ToggleUna de las fases iniciales de cualquier embarazo es la implantación embrionaria, en donde el embrión se adhiere al endometrio.
Es esencial asegurar una buena implantación embrionaria para que el embarazo se lleve a cabo. Concretamente, para que la implantación se realice correctamente, se deben cumplir tres condiciones fundamentales: el endometrio debe estar receptivo, el embrión debe ser sano y que haya alcanzado el estadio de blastocisto. Además, deberá existir una comunicación molecular adecuada entre el embrión y el endometrio.
¿Qué es la implantación embrionaria?
La implantación embrionaria es el proceso en el que el embrión en estado de blastocisto, es decir, aproximadamente 5-6 días después de su fecundación, se adhiere al endometrio, iniciando así la gestación. Después de la implantación, el embrión comienza su desarrollo junto a las estructuras necesarias para su nutrición, como la placenta y la vesícula vitelina.
Es importante, que para que el embrión se implante en el endometrio, la capa uterina adquiera unas características específicas de grosor y aspecto, cuando cumple estas características se dice que el endometrio se encuentra receptivo. Esto es cuando su grosor está entre los 7 y 10 milímetros.
¿Cuándo se produce la implantación embrionaria?
Al igual que existen unos días de mayor fertilidad que favorecen la fecundación, también existen unos días durante el ciclo menstrual en los que el endometrio se encuentra receptivo para la implantación. Estos días se definen como ventana de implantación y un ciclo menstrual regular se encuentran aproximadamente entre el día 19 y 21 después del inicio de la menstruación.
Desde la fecundación hasta la implantación pueden pasar unos 7 u 8 días, y puede haber alguna sintomatología que nos avise de que la implantación se ha producido, como el sangrado de implantación. Sin embargo, no todas las mujeres experimentan estos síntomas y eso no significa que el embrión no haya implantado correctamente.
¿Cómo puedo favorecer la implantación embrionaria?
Para que la implantación se produzca deben darse ciertos factores que no podemos controlar, como ya hemos comentado. Sin embargo, existen algunos hábitos o acciones que podemos realizar para facilitar la implantación.
Evitar el tabaco y el alcohol.
Estas sustancias afectan a los vasos sanguíneos y pueden reducir las probabilidades de implantación y también afectar de forma negativa a nuestra fertilidad.
Mantener una dieta equilibrada.
Consume una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros, ya que nuestra alimentación puede ser, en muchas ocasiones, clave para mejora nuestra fertilidad. Los antioxidantes, como las vitaminas C y E, pueden ser beneficiosos.
Evitar el estrés.
El estrés produce cortisol y esta hormona puede alterar la ovulación, por lo que no sólo dificulta la implantación, sino la fecundación. Debemos encontrar herramientas que nos ayuden a reducir los niveles de estrés y ansiedad que a veces puede producirnos la búsqueda de un embarazo o un tratamiento de fertilidad.
Actividad física moderada.
Mantener una rutina de ejercicio como andar, nadar o yoga, evitando los ejercicios de alta intensidad que pueden causar estrés físico. Así que una rutina de ejercicio no excesivo puede mejorar la circulación y el estado de salud general, favoreciendo un ambiente uterino adecuado.
¿Qué puede producir el fallo de implantación?
La implantación embrionaria puede resultar fallida en ocasiones, y esto puede deberse a diferentes factores que pueden estar relacionados con el embrión, con el ambiente uterino o con la salud general de la mujer.
Factores relacionados con el embrión.
Puede deberse a anomalías genéticas o cromosómicas, lo que hace que se tengan menos probabilidades de implantar correctamente. También puede deberse a la baja calidad del embrión como que no haya alcanzado la fase de blastocisto.
Factores relacionados con el endometrio.
Puede que los días de la ventana de implantación que comentábamos antes se hayan desplazado, lo que provoca que el endometrio no esté receptivo para la implantación. También enfermedades como la endometriosis o la aparición de pólipos, miomas o estructuras anormales afecten a la capacidad de implantación del embrión.
Factores hormonales.
Hormonas como los estrógenos y la progesterona juegan un papel crucial en la preparación del endometrio para la implantación, por lo que desequilibrios hormonales pueden afectar negativamente a la capacidad de implantación.
No llevar un estilo de vida saludable.
El consumo de sustancias como el alcohol o el tabaco, llevar una mala alimentación y el estrés, son algunos de los factores que pueden afectar negativamente a la capacidad de implantación del embrión.
Debemos entender las posibles causas del fallo de implantación embrionaria para poder abordar los problemas que la estén causando y mejorar así las tasas de éxito en la concepción.