Epigenética: no todo lo heredable está en los genes

 

Epigenética: no todo lo heredable está en los genes

Muchas madres y padres se preguntan si su código genético es lo único que pueden transmitir a sus hijos de forma biológica. Y la respuesta está en la epigenética.

¿Es, por tanto, la genética lo único heredable? ¿Cada persona es como es porque lo dictan sus genes? Gracias a la ciencia podemos responder con un “no” a esta pregunta.

¿Qué es la epigenética?

La epigenética es la ciencia, dentro de la biología, que estudia los factores y mecanismos que regulan la expresión de los genes sin que exista una modificación de la secuencia del ADN. El prefijo “epi” proviene del latín y significa por encima, lo que quiere decir que la epigenética sería la ciencia “por encima” de la genética.

Para que lo entendamos, siempre se ha dicho que los hijos se parecen físicamente a sus padres y que los hermanos se parecen entre sí debido a que comparten genética. Pero, en realidad, esto es solo parcialmente cierto. Y os ponemos un ejemplo:

¿Cómo funciona la epigenética?

Imaginemos a dos hermanos gemelos idénticos genéticamente, que tienen el mismo ADN. Uno de ellos pesó al nacer poco más de 2 kilos y el otro en torno a 600 gramos. Las diferencias de ambos bebés, que comparten código genético, se explican gracias a la epigenética. Probablemente, algún factor ambiental ha intervenido en el gen asociado al crecimiento de uno de ellos durante el desarrollo temprano y lo ha apagado. Es decir, a pesar de que el gen de crecimiento es exactamente igual en los dos hermanos, el de uno de ellos se expresa (está encendido) y el del otro no (está apagado).

Podríamos decir que la epigenética funciona como un sistema de interruptores de los genes, puede activarlos o desactivarlos. En definitiva, lo que hacen es modificar la expresión del ADN, pero sin alterar su secuencia.

Epigenética ¿cómo funciona?

 

El papel de la madre gestante en la epigenética

La epigenética es importante a lo largo de toda la vida de un individuo, pero es especialmente significativa en el desarrollo temprano. En la etapa embrionaria y fetal ocurren procesos claves para la vida, como la diferenciación y especialización celular.

En estos procesos tempranos, es fundamental el papel de la madre gestante y el ambiente uterino. Cuando el embrión se encuentra en el útero, se crea un vínculo madre-embrión. Por ejemplo, a través de los fluidos maternos, el embrión adquiere elementos epigenéticos que se unirán a sus genes interviniendo en su expresión, afectando al desarrollo embrionario, y, por tanto, a cómo será ese niño.

En este sentido, son importantes los hábitos de vida maternos, el tabaco, la dieta, el ejercicio, la exposición a rayos UV, el estrés, los contaminantes…, todos ellos son factores que intervienen en el epigenoma del hijo.

Epigenética. Vinculo entre madre e hijo

 

La dieta materna: factor principal en la epigenética

La dieta de la madre, por ejemplo, es uno de los factores más conocidos y estudiados que influyen en la epigenética. El ser humano metaboliza los nutrientes que se extraen de los alimentos, al metabolizarlos se obtienen moléculas que utiliza la epigenética para modular el ADN, generalmente silenciando genes. Nutrientes como el ácido fólico o la Vitamina B ayudan a la creación de estas moléculas. Y dietas con alto contenido en estos nutrientes se relacionan con la expresión de los genes; es decir, en cómo los genes se activan o se apagan.

Además, se ha demostrado que existen ciertas patologías que pueden transmitirse también dentro del útero como la obesidad o la diabetes. Hay estudios que demuestran que, si la madre padece diabetes gestacional, el feto en desarrollo está expuesto a altos niveles de glucosa. Y los niveles altos de glucosa desencadenan cambios epigenéticos en el ADN del feto, y, en el caso de que sea niña, cuando sea adulta tendría más probabilidad de desarrollar diabetes gestacional.

Epigenética y ovodonación

¿Qué ocurre cuando el embrión procede de óvulos donados? La madre gestante puede modificar la información genética de su bebé, independientemente de que el embrión provenga de un óvulo propio o de tratamientos como la ovodonación o el Método ROPA.

Muchas mujeres que recurren a este tipo de tratamientos con óvulos donados pueden llegar a sufrir el denominado “duelo genético”, experimentando miedo, tristeza o frustración por el hecho de que su futuro bebé no llevará su carga genética. Pero, lo cierto, es que la epigenética ha demostrado, que su participación como madre gestante va mucho más allá de todo eso, es tan trascendental que puede llegar a modificar la expresión genética de su futuro hijo.

¿Qué es la herencia epigenética?

La epigenética adquirida en el útero puede tener sus consecuencias, a largo plazo, en la edad adulta de la descendencia. Pero, no solo eso, sino que estos cambios epigenéticos se pueden heredar y transmitirse a la generación siguiente. Así, las futuras hijas de las hijas, es decir, las nietas, también podrían desarrollar, por ejemplo, la diabetes gestacional de la que hemos hablado, y así sucesivamente. A este tipo de herencia se le denomina herencia epigenética.

¿La epigenética interviene también en la apariencia física del bebé?

El epigenoma de una persona determina las probabilidades de tener determinadas enfermedades, interviene en el carácter y podría mediar, incluso, en algunos rasgos físicos. Podemos decir que una persona es como es, gracias a su genética, epigenética y al ambiente en el que crezca.

En este sentido, el ambiente intrauterino es fundamental para el buen desarrollo del embrión, por lo que, como venimos diciendo, la madre tiene un papel clave que va más allá de los genes. Podríamos decir que el útero no es una simple incubadora, las moléculas secretadas por la madre van a influir en gran medida en su futuro hijo.

Muchos científicos plantean, incluso, que el parecido entre madres e hijos procedentes de ovocitos donados no solo se debe a la selección de una donante con el mismo fenotipo, sino que también es fruto de la epigénetica.

 

 

 

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