El ácido fólico es una vitamina del complejo B, y también podéis encontrarla bajo la denominación de vitamina B9. Es de tipo hidrosoluble, es decir, que se disuelve en agua y no se llega a almacenar en el cuerpo por mucho tiempo. Por lo tanto, debemos consumir esta vitamina de manera regular para asegurarnos de mantener los niveles adecuados en el cuerpo.
Tener el ácido fólico bajo puede suponer un problema, más aún cuando se relaciona con un embarazo. A nivel global, esta vitamina desempeña un papel muy importante en el desarrollo y la división celular. De hecho, el ácido fólico es necesario para la síntesis de ADN y ARN, que son la materia prima de las células, así como para la producción de glóbulos rojos y blancos.
Ácido fólico y embarazo: importancia y recomendaciones
El ácido fólico es especialmente importante durante la gestación, porque ayuda a prevenir defectos del tubo neural en el feto.
¿Qué es el tubo neural?
El tubo neural es una estructura que se forma durante las primeras semanas de embarazo. Podemos decir que dará lugar al cerebro y a la médula espinal durante el desarrollo del feto en el vientre materno. Si el proceso de formación del tubo neural no se completa de forma correcta, podrían producirse anomalías congénitas que podrían afectar al cerebro y a la médula espinal. Estos defectos pueden causar parálisis, problemas de aprendizaje, incontinencia, hidrocefalia y otras complicaciones de distinta gravedad.
¿Qué papel juega el ácido fólico en el desarrollo del feto?
El ácido fólico ayuda a prevenir estos defectos del tubo neural contribuyendo a que se forme adecuadamente durante las primeras semanas de embarazo. El ácido fólico bajo durante este período supone, por tanto, un riesgo
Por ello, se recomienda a las mujeres que estén buscando un embarazo o que ya estén embarazadas que tomen algún tipo de suplemento de ácido fólico a diario, siendo especialmente importante hacerlo durante el primer trimestre del embarazo.
Alimentos con ácido fólico
Una dieta saludable y equilibrada antes y durante el embarazo puede ayudar a asegurar que se consuman suficientes nutrientes importantes, como el ácido fólico, pero también como el hierro, el calcio o la vitamina D. Todos ellos son nutrientes esenciales para la salud de la madre y el crecimiento y desarrollo del feto. Incluso podemos cuidar la dieta para mejorar la fertilidad.
Y, aunque por norma general, se suele recomendar tomar suplementos de ácido fólico a las mujeres embarazadas, podéis encontrar esta vitamina de forma natural en muchos alimentos.
Verduras de hoja verde
Son ricas en ácido fólico aquellas verduras de hojas verdes como las espinacas, las acelgas o el brócoli. La lechuga romana o las coles de Bruselas también contienen una cantidad importante de vitamina B9
Legumbres ricas en vitaminas
El ácido fólico también se puede encontrar en las legumbres como las alubias (pintas, blancas o negras), las lentejas o los garbanzos. Además de ser un nutriente importante para la salud del corazón y del sistema nervioso.
Frutas y semillas
Las frutas no se caracterizan especialmente por ser fuente de ácido fólico, pero hay algunas que contienen cierta cantidad como las frutas cítricas como la naranja y el kiwi, u otras como el aguacate la papaya o incluso el plátano.
Hay otras opciones para consumir mayores cantidades de ácido fólico como las semillas de girasol o frutos secos como las nueces.
Cereales fortificados
Hay alimentos a los que se les añaden nutrientes extra que habitualmente no están presentes en ellos de forma natural. Es el caso de los cereales fortificados. Por ello, puede ser recomendable buscar estas opciones a la hora de consumir cereales o panes.
Suplementos de ácido fólico: ¿Cuándo son necesarios?
Aunque es posible conseguir cierta cantidad de ácido fólico a través de la dieta, puede llegar a ser difícil obtener el suficiente solo con la alimentación. Por ello, se recomienda a las mujeres que, para evitar tener el ácido fólico bajo, tomen un suplemento de esta vitamina desde antes de quedar embarazadas y durante las primeras 12 semanas de gestación.
Es importante consultar con un profesional sanitario para conocer qué dosis es la recomendada en cada caso. Esta puede variar según la edad, el peso, el estado de salud y otros factores. También es importante tener en cuenta si la mujer ya tiene un historial de defectos del tubo neural en su familia o antecedentes de estas afecciones en embarazos anteriores. En estos casos, podría recomendarse una dosis mayor de ácido fólico. Pero, en cualquier caso, siempre será un especialista el que determine la dosis adecuada para cada mujer.
Posibles efectos secundarios del consumo excesivo de ácido fólico
Aunque el ácido fólico es un nutriente con un papel importante para nuestra salud, es posible que su consumo excesivo pueda provocar algunos efectos adversos tales como:
- El posible enmascaramiento del diagnóstico de una deficiencia de vitamina B12, lo que podría derivar en complicaciones a nivel neurológico.
- Aunque se produce en raras ocasiones, podría producir reacciones de hipersensibilidad que incluyen eritema, prurito, broncoespasmo…
- Podría interferir en la efectividad de algunos fármacos, como medicaciones antiepilépticas, contraceptivos orales…
- Algunos problemas gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea y flatulencias.
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